El metal es un material que tiene propiedades de maleabilidad que a un primer vistazo se muestras invisibles. Sin embargo, las partículas internas de los metales se calientan y se mueven al grado que los alambres se vuelven suaves al contacto con el calor. Los metales son como los seres humanos, en el momento de encontrar calor nos volvemos suaves y maleables. Los metales, como los humanos al tomar frío se vuelven rígidos pero de un modo u otro más estables. Esto no indica que no se puedan romper, modificar y cambiar en el transcurso del tiempo, como los humanos. Creo que los lazos que establecemos a lo largo de nuestra vida son así, de metal. Hay tiempos en los que el calor del fuego les da movilidad y hay temporadas en las que el frío las estabiliza o las rompe. Son procesos químicos y quizá en las relaciones personales procesos emocionales cambiantes. Las relaciones y los lazos que establecemos en nuestras vidas no son para siempre aunque lo parezcan, como lo parecen los metales.